sábado, 9 de abril de 2016

La pasión de un pueblo.

Lobón es un pequeño pueblo de cerca de 3000 habitantes, es mi pueblo, un pueblo situado en la zona más alta de la comarca de las Vegas Bajas, esto ha ayudado a que todos los vecinos hayamos protegido con recelo nuestra cultura, sintomática esencia de Extremadura.
Entre nuestras costumbres destaca el fervor con el que los vecinos vivimos la Semana Santa y nuestra peculiar representación humanizada de los últimos días de la vida del profeta.
Esta representación ha celebrado este año la XXXI edición, desde su comienzo en 1985, cuando un recién llegado párroco de Oliva de la Frontera le habló de la representación que se hacía allí a un grupo de Confirmación. Se comenzó visitando dicha localidad para ver cómo la celebraban a través de diapositivas y de todo su atrezo y vestuario.
La primera vez que se representó la Pasión Viviente fue un 5 de abril de 1985, ese año solo se hizo el juicio de Herodes y con Pilato y el Vía Crucis el Viernes Santo. Una de las peculiaridades que caracterizó aquella primera edición fueron sus escenarios. En la actualidad, la representación ocupa la Plaza de España y las calles que bajan hasta La Fuente de S.M. María Cristina, un pequeño valle próximo a las ruinas del Convento Franciscano de Santiago donde tiene lugar la crucifixión.
Y este 2016 se ha celebrado la trigésimo primera edición de esta Pasión Viviente. Durante estas tres décadas, la representación ha crecido. Hay más actos, como la escenificación de la Santa Cena, la Oración en el Huerto y el Juicio ante el Sanedrín, el Jueves Santo por la noche, y nuevos papeles acordes al texto bíblico. En total hay 82 personajes, más los 40 o 50 vecinos que se visten de pueblo y todos los que se involucran por detrás.
Esta Pasión es algo que he vivido desde pequeña, ya que mi madre empezó a vestirme con ella de pueblo con pocos años y desde hace unos años represento el papel de concubina. Es algo que me gusta hacer ya que en los ensayos hay muy buen rollo y te ríes un montón, yo no recuerdo una Semana Santa sin participar en la Pasión Viviente.
Con los años se van cambiando los papeles,  pero siempre hay personas dispuestas a desempeñar ese papel para así poder dar paso a los jóvenes. Y es que esto no es un teatro, es un acto litúrgico que comunica lo que uno cree y lo que siente y Lobón siente y cree en esta representación por lo que sigue tan viva como aquel 5 de abril de 1985. Y yo me siento muy orgullosa de poder poner un granito de arena para que esto siga adelante.
Espero que algún día os animéis y vengáis a verla, os esperamos.








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